Descripción
Estoy enfermo. No se hasta cuándo. Además, la memoria se me esta debilitando. ¿Qué hacer, entonces, para aprovechar el tiempo? No me queda más que echar mano de mi «larga experiencia», como un estímulo para «reflexionar» sobre tantas situaciones que he vivido, para ver en qué he fallado, en qué le he atinado y en qué puedo mejorar, siempre teniendo presente de una manera especial la «Palabra de Dios», la grande obsesión de mi vida.
De todos modos, no hay que olvidar que ya tengo 78 años de edad. Por lo tanto, se me hace bastante difícil pensar que en algo pueda cambiar. De todos modos, le haré la lucha.