Descripción
Hay una idea que cada día más se va posesionando de todo mi ser: «Dios me ha elegido; por eso me cuida tanto», no permitiendo que mis enemigos se rían de mí, haciéndome trizas. ¡Y pensar que tienen sobradas razones para hacerlo, puesto que tengo la manía de meterme a escarbar hasta donde no debo (según algunos) y poner de manifiesto situaciones embarazosas, que dejan mal paradas a personas que parecen muy respetables (hipocresía)!
Elegido ¿para qué? Para ser «Apóstol de la Palabra», es decir, dedicar todas mis energías para que la Palabra de Dios se vuelva en el motivo inspirador de todo feligrés y la vida de toda la Iglesia, insistiendo en que todo se haga a la luz de la Palabra de Dios y nada al margen o en contra de su bendita Palabra.